Baño turco, las ventajas de tenerlo en casa
Por muchos años disfrutar de un baño turco estuvo principalmente reservado a centros comunitarios como spa o gimnasios, pero en la actualidad contar con este elemento en casa es cada vez más factible. Disponer de un baño turco particular podría interpretarse como un lujo económico, y tal vez sea cierto, por las complejas adaptaciones que se deberían realizar en el hogar para construirlo.
Sin embargo, con la aparición del baño turco personalizado es cada vez más posible e incluso recomendable. En Web del Hidromasaje disponemos de cabinas Hammam en variedad de modelos y tamaños, elegantes, modernas, sofisticadas y a diferentes precios que, destacando los beneficios de salud que generan, bien valdría la pena su inversión.
Imagina contar en la intimidad de tu hogar con un espacio para la relajación plena, desintoxicar el alma y ayudar a regular las funciones de nuestro organismo. Sería el lugar ideal para que personas que disponen de poco tiempo para ir a los centros estéticos puedan disfrutar constantemente de sesiones que ayuden a liberar el estrés acumulado tras agotadoras jornadas de trabajo, así como aliviar las dolencias musculares.
¿Cómo funciona el baño turco?
Antes de continuar justificando el por qué debemos tener un baño turco en casa, es necesario conocer un poco su funcionamiento con la clara intención de sacarle el mejor provecho. Para empezar hay que saber que el Hammam, conocido así por sus orígenes en el oriente medio, es la versión más húmeda de los baños de vapor cuya temperatura oscila entre 35 y 55 grados centígrados, a diferencia de las saunas tradicionales que alcanzan los 100 grados.
El tema de la temperatura también supone una particularidad en el baño turco, ya que el calor varía de acuerdo con la altura. Las mediciones más bajas se reportan a nivel de los pies (hasta 30°C), en el torso puede alcanzar los 40°C y la máxima tiene lugar sobre la cabeza.
Cuando nos referimos a una humedad alta en el baño turco, es porque estos operan principalmente con el vapor de agua, de ahí que se caracterice por mantener espesas nubes que limitan la visibilidad en su interior. Es otra condición que la diferencia de la sauna clásica, que trabaja con aire caliente, y por supuesto de productos de prestaciones muy diferentes como el jacuzzi exterior.
Un nivel de humedad que alcanza el 99% hace que la sudoración sea algo relativo. Aunque es verdad que se expele sudor como consecuencia de los poros abiertos y sus glándulas activadas por el vapor de agua, la alta humedad termina por limpiar la superficie de la piel, lo que convierte al Hammam en un verdadero baño lleno de placeres. Por su parte, la sauna seca provoca una profusa sudoración que posteriormente hay que asear.
Instalando un baño turco en casa
¿Qué necesitamos para tener un baño turco en casa? Por el momento, descartemos las costosas obras que supondrían una reforma integral de nuestro cuarto de baño. En este punto consideraremos la cabina como nuestra opción más viable.
Primero pensemos en el espacio disponible. Lo ideal sería dentro del aseo por la presencia de la ducha, pero generalmente se trata de un espacio estrecho y cerrado. Sin embargo, la multiplicidad de modelos y tamaños de las cabinas Hammam les permite adaptarse a cualquier ambiente como una habitación que tengamos desocupada. En Web del Hidromasaje disponemos de opciones con capacidad desde dos hasta nueve personas, por si quieres invitar a tu familia o amigos a una sesión y luego preparar una bonita velada.
Hay que tener en cuenta la cercanía de las instalaciones de los servicios básicos debido a que requiere conexión de agua, desagüe para la recogida del agua y la electricidad o gas para el generador de vapor, según el tipo. Si se trata de una cabina pequeña con un consumo de 5 kilovatios (kw) basta con una alimentación monofásica, pero las de 9-12kw requieren una trifásica. Los modelos más avanzados incluyen una ducha termostática para una sesión completa sin salir de la habitación.
Sáquele provecho al baño turco en casa
Si ya tenemos todo instalado comencemos a disfrutar del baño turco en casa. Al tratarse de un beneficio mediante autoservicio, es de suma importancia saber cómo usarlo profesionalmente para sacarle el mejor provecho y evitar inconvenientes.
Un baño turco consta de tres fases:
- La primera corresponde a una etapa de calentamiento que no debe pasar los 20 minutos estando sentado o recostado. Lo común es estar desnudo, pero si vas a usar una toalla o bañador cuida que la tela permita liberar el calor corporal. Esta etapa cierra con una ducha fresca para aclimatar el cuerpo a la temperatura ambiente.
- La segunda parte es de enfriamiento y consiste en una ducha fría que favorezca la tonificación del cuerpo a través de la contracción muscular. Además, ayuda a cerrar los poros, recuperar la elasticidad de la piel y normalizar la presión arterial.
- La tercera y última fase supone una repetición del ciclo de las dos previas, lo cual es una recomendación para una mayor efectividad en cada sesión de baño turco. Para ello habría que cumplir un lapso de relajación de unos 15 minutos con masaje corporal o hidromasaje.
Siempre es recomendable estar acompañado cuando se disfruta de un baño turco, pero en caso de no disponer de alguien al lado hay que estar atentos a los indicios de agobio por causa del vapor, como la falta de aire, taquicardia o pulsaciones en las sienes. En esos casos, lo mejor es acortar la sesión y refresarse poco a poco.
Hay que acceder al baño turco en estado de relajación, ya que la actividad física simultánea es contraproducente y en tal caso se recomienda la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación. Al finalizar, lo mejor es permanecer unos instantes al aire libre para airear las vías respiratorias y adecuarlas al cambio de temperatura.
Durante la ducha final debe dirigir los chorros de agua fría a la región pectoral, torso y extremidades para reactivar de la actividad corporal interna y muscular.
Un reconfortante baño turco relajará sus músculos y regulará las funciones metabólicas del organismo, eliminará las toxinas de la piel brindándole elasticidad y tonificación, acelerará la actividad cardiovascular y le brindará una sensación de bienestar física y mental.