Baños turcos Hammam vs Saunas clásicas. Beneficios.
Los baños turcos Hammam no solo tienen la genial función de aumentar el ritmo cardíaco y mejorar la circulación, sino que también cuentan con otros tipos de beneficios que únicamente se consiguen mediante el uso de estos magníficos artículos de baño. A continuación desarrollaremos una comparativa entre las saunas clásicas y los baños turcos Hammam con la intención de dar una perspectiva lo más objetiva posible de ambos productos, para que cada uno de nosotros concluya por sí mismo cuál es la mejor opción para su cuarto de baño.
Saunas clásicas
El calor seco de una sauna tradicional se produce gracias a una estufa que calienta una pila de rocas en el interior. Esas rocas irradian calor en toda la habitación y generan el preciado calor. En la mayoría de saunas clásicas se puede verter agua sobre las piedras calientes para generar un poco de vapor y aumentar la humedad, aunque obviamente en ningún caso se acerca al nivel de un Hammam. Las saunas tienen un respiradero, que normalmente se encuentra cerca del suelo, cuya función es la de alimenta continuamente el interior de la sauna con aire fresco y limitar la acumulación de humedad. Sus efectos alivian enormemente las terminaciones nerviosas, además de calentar y relajar los músculos notoriamente. Así mismo, calma la tensión del cuerpo y minimiza el dolor articular.
Todo ello se traduce en grandes beneficios para aquellas personas que sufren enfermedades como la artritis, migrañas, o los habituales dolores de cabeza.
La sauna se puede utilizar como método terapéutico, como calmante para el cuerpo y también para el alivio del estrés. Si sufres de insomnio (una de cada de tres personas presenta dificultades en la conciliación del sueño, aún sin darle demasiada importancia), notarás una notable mejoría en la inducción del sueño tras relajarte durante 20 minutos dentro de una sauna, ya que su calor libera endorfinas, una sustancia química presente en el cuerpo humano que es la encargada de aumentar nuestra sensación de bienestar, y que conlleva una relajación óptima a la hora de afrontar la hora de meternos en la cama. ¿Por qué? Pues sencillo: como ya hemos comentado la sauna calienta nuestro cuerpo, así que cuando la abandonamos y nos comenzamos a enfriar el organismo aumenta los niveles de melatonina, lo que ayuda a sentirnos más relajado y, por tanto, permite al cuerpo entrar en un sueño mucho más profundo.
Baños turcos Hammam
Dentro de los baños turcos se encuentra un dispositivo, el generador de vapor, que se encarga de convertir el agua en vapor de agua y liberarlo en el aire. A diferencia de la sauna, el baño turco es totalmente hermético, por lo que la humedad concentrada es prácticamente del 100%. De hecho el aire es tan húmedo que el agua se condensa en las paredes de cristal templado. En cuanto a sus efectos, los Hammam ayudan a abrir las vías respiratorias, mejorando de este modo la respiración y aliviando la congestión nasal. El calor húmedo de los baños de vapor provoca el adelgazamiento del cuerpo y abre las membranas mucosas del organismo, lo que actúa de calmante para la presión. Muchos habrán entendido ya, pues, los grandes beneficiosos para aquellos que sufren de asma y bronquitis.
Este tipo de salas de vapor acelera el metabolismo y puede ayudarnos a perder peso. Los Hammam y su calor húmedo hacen que sudemos, implicando una pérdida de agua en nuestro cuerpo; como el agua constituye una gran parte de nuestro peso corporal, la expulsión del sudor nos hace perder kilos poco a poco. El sudor también ayuda a eliminar toxinas y limpia el cuerpo.
BENEFICIOS PARA LA PIEL
En cuanto a este importante punto, ambas instalaciones tienen componentes beneficiosos y efectivos para el cuidado de la piel, como son:
- Relajación muscular
- Reducción de la presión arterial
- Desintoxicación general del cuerpo
Las saunas utilizan el calor seco, mientras que los Hammam utilizan un calor más húmedo. De nuevo sus ventajas son muy similares, y las dos abren los poros y aumentan la circulación sanguínea y linfática, suavizando el tacto de la piel y haciendo que se rejuvenezca tras un uso regular en estos geniales productos. Los Hammam ayudan a limpiar las impurezas de la piel, factor muy a tener en cuenta para personas con acné. Del mismo modo, las saunas también ayudan a erradicar los puntos negros consiguiendo una piel más clara y con más brillo.
DIFERENCIAS FUNDAMENTALES
Ambos productos emplean como método terapéutico el calor para relajar los músculos y provocar sudoración. La diferencia más significativa entre los dos es el tipo de calor: mientras las saunas utilizan el calor seco generado a partir de una estufa o rocas calientes para aumentar la temperatura ambiente entre los 70 y 90 grados centígrados, los Hammam operan a temperaturas más bajas, por lo general alrededor de los 45 ºC, pero mantienen la humedad al 100 % logrando un calor húmedo.
ALIVIO DEL DOLOR
El calor actúa como analgésico y se encarga de aliviar el dolor, debido a su capacidad de aumentar el flujo de sanguíneo. Aspectos dolorosos como inflamación, como la artritis y la fibromialgia, pueden ser eficazmente socorridos a través de tratamientos de calor como las que se encuentran en los baños turcos y saunas clásicas.
En cuanto a qué producto es el mejor como calmante, las saunas clásicas son más positivas para las personas que se ven afectadas negativamente por la humedad como son algunos enfermos de artritis reumatoide aguda.
RELAJACIÓN
Ambos artículos de baño provocan relajación física, mental y emocional (al igual que las bañeras de hidromasaje). Tanto el calor seco como el húmedo contienen efectos sedantes que generan sentimientos de calma y relajación, y personas que sufren trastorno emocional o bajos estados de ánimo tienden a encontrar alivio mediante su uso. Las saunas y baños turcos también estimulan la relajación muscular, proporcionando alivio del dolor de las lesiones musculares.
FÓRMULA DE EXPECTORACIÓN
Una de las ventajas para la salud que sólo puede ser proporcionada a través del calor húmedo de los Hammam es el efecto expectorante. Según el Doctor Doug Linz del Pabellón TriHealth, “el calor húmedo adelgaza y abre las membranas mucosas en el cuerpo, incidiendo en los senos paranasales, la garganta y los pulmones”. Si sufres de congestión o infecciones sinusales crónicas, una sala de vapor puede ayudar a despejar las mucosas de la nariz, el pecho y la garganta. Por el contrario, el calor húmedo puede agravar el asma, así que si eres una persona asmática en tu caso sería más beneficioso una sauna clásica.
RIESGOS PARA LA SALUD
Como en todos los aspectos de la vida, con este tipo de productos basados en un calor intensivo hay que tener ciertos cuidados, y por ejemplo es imprescindible hidratarse correctamente antes y después de acceder al interior de una sauna o baño turco, así como introducirnos en esta terapia poco a poco, mediante visitas de 15 minutos durante los primeros meses, e ir pasando poco a poco a más duración, sin llegar a pasar más de media hora dentro. Además, deben abstenerse al uso personas embarazadas, epilépticas y bajo el efecto de cualquier droga o fármaco.
¿Qué crees tú? ¿Cuál es el producto que más se adapta a tus necesidades?