El Origen del Hammam
Se rumorea que durante su creación en Turquía, después de las contiendas de guerra, cada luchador disfrutaba de una sesión de Hammam a fin de liberar la tensión durante el combate, recobrando energía suficiente como para mostrarse radiante y lleno de vitalidad ante nuevas batallas.
Mientras tanto, las mujeres que conformaban el harén de los reyes, desfilaban a través de los baños en un ritual festivo especial, mostrando toallas de bordes dorados con incrustaciones de nácar, y es que el evento servía para encontrar candidatos a novios.
La forma en que se construían los baños turcos dependía del género para el que fuese utilizado, dándole a las féminas la mayor entrada de luz posible a través de vidrieras que orientaban los rayos solares al centro de la habitación, con múltiples fuentes para decorar y variedad de pequeños cubículos para cambiarse las prendas.
El baño turco para hombres era adornado con símbolos de la guerra, estatuas de marfil y figuras de fieras para incentivar el instinto de batalla; al igual que los baños romanos, tenían una parte fría donde prepararse para entrar al área de baño.
Después de cambiarse la ropa y ducharse pasaban al salón más grande, donde estaban grandes calentadores que expedían vapor y mantenían una temperatura superior a los 50 grados, mayormente las paredes y el piso eran de mármol, con una gran piedra en medio, situada justo sobre los hornos principales.
Cuando el bañista se tumba sobre esta gran plataforma de mármol, recibe un masaje rústico con un guante de textura dura, dando palmadas sobre las partes más propensas a acumular tensión tales como la espalda y el cuello.
Después de terminar esta sesión, el bañista pasaba a camerinos individuales, donde puede permanecer en estado de meditación. A menudo eran acompañados por sus consejeros y reinas, para discutir sobre la situación del imperio o despedirse antes de nuevas contiendas.
A pesar de que las épocas actuales son bastante distintas, el hammam no ha perdido la esencia, y aunque muchos de sus baños se han perdido en el tiempo, aún se pueden encontrar en lugares como Estambul y otras ciudades que sirvieron de central para las tropas.
En qué Consiste el Hammam
El bañista deberá mantenerse encerrado en un cuarto, sentado sobre una piedra o mármol. La temperatura ambiente estará caliente, produciendo una niebla impalpable, donde la persona inhala el cálido vapor, produciendo descongestión nasal, liberando toxinas a través de la sudoración y relajando la respiración.
En los últimos años, el hammam es empleado por todas las culturas occidentales como una actividad para reflexionar y relajar el cuerpo a través de la meditación profunda.
Beneficios Incontables del Hammam
El hammam ofrece gran variedad de beneficios, ya que mientras el bañista se relaja, está desintoxicando su piel, dilata los bronquios, regula la presión sanguínea y mejora el ritmo cardíaco, dando protección contra ataques del corazón (entre otras enfermedades). Por si fuera poco, según recientes estudios, brinda una alternativa como tratamiento contra el acné, al permitir que los poros se liberen.
Sin embargo no todo en exceso es bueno: los especialistas recomiendan no superar las 3 sesiones por semana, ni prolongar la duración de estas más allá de los 20 minutos. Además se recomienda que los ancianos, embarazadas, y personas con dificultades en la salud tales como hipertensión y cardiopatías, no se sometan a dicho baño, ya que las altas temperaturas producen que el ritmo cardíaco se duplique de 70 a 140 pulsaciones por minuto.
Se hace muy habitual confundir entre la sauna tradicional y el baño turco, donde la humedad del segundo llega al 100%, y no se superan los 50 grados centígrados, mientras que en la sauna se transpira más, ya que el calor expedido resulta ser seco, con humedad inferior al 20%, y de temperaturas variables entre 80 y 100 grados centígrados.
Mientras las sesiones de hammam no deben exceder los 20 minutos las sesiones de sauna alcanzan la media hora de duración, con una pérdida de calorías que oscila entre las 300 y 500; por lo general, durante la primera vez pocas personas logran completar la sesión, debido fundamentalmente a la sensación de agobio que produce el calor extremo.
En el baño turco, el papel principal lo tiene el vapor y la humedad, ayudando a que la piel a quedar mucho más limpia y libre de impurezas, mientras que durante la sauna el objetivo es la quema de calorías a través del calor seco.
Ambas prácticas deben llevarse a cabo después de consultar con el médico sobre las condiciones generales de nuestra salud; lo cierto es que ante la vida sedentaria, malos hábitos de alimentación, vicios nocivos y rutinas llenas de estrés, estas actividades resultan muy beneficiosas para mejorar la calidad de vida.
Uso extendido alrededor del mundo del Hammam
Las personas que se someten al baño turco, al igual que con los jacuzzis de exterior, lo hacen con la finalidad de combatir la tensión y el estrés al cual se enfrentan durante el día, igualmente funciona para mejorar o acondicionar el aspecto. No esperes más en disfrutar de un hammam y regálate uno: tu salud física y mental te lo agradecerán.
La realidad es que gran cantidad de atletas de alto nivel mundial así como personas de edad avanzada que buscan mantener su apariencia joven, realizan periódicamente relajaciones en hammam
El baño de vapor húmedo o baño turco tuvo su origen como una ceremonia desde la época del imperio romano, y hoy en día es un ritual que se utiliza a través de todo el mundo desempeñando un importante papel social y cultural, ya que se usa como un lugar de reunión y purificación.
Te recomendamos que asistas a un hammam con tus familiares o amigos más cercanos y te cerciores de los grandes beneficios que ocasionará para tu salud. La experiencia relajante resulta muy favorecedora para la paz interior, y miles de personalidades del deporte, los medios y negocios destinan parte de su tiempo a sesiones de este tipo para renovar sus ideas.
Considera el uso de esencias y fragancias en caso de que las instalaciones te lo permitan. Prepara una infusión de té con tu sabor preferido y procura no pensar en tus problemas; las sesiones de hammam tienen por función desconectarte de la rutina.