La cabina de hidromasaje: el vapor que moldeó la Finlandia moderna
La cabina de hidromasaje es un tipo de producto prefabricado que se puede instalar en el cuarto de baño y que posee toda la esencia de una sauna finlandesa tradicional, pero mezclado con un sistema motorizado de hidromasaje, lo cual lo convierte en todo el lujo y la modernidad del siglo XXI.
Al igual que las primeras saunas milenarias, están diseñadas para relajarse, meditar y disfrutar de un descanso reparador. ¿Cuánto conoces este tipo de producto? Veámoslo.
De la sauna a la cabina de hidromasaje
A lo largo de más de 8.000 años, la sauna ha moldeado la historia de Finlandia de una forma u otra y ambas han ido de la mano.
Tanto es así que la sauna aparece como referente social, ya sea en las primeras referencias históricas finlandesas escritas que se tienen conocimiento donde refieren a la costumbre de los baños de vapor en el siglo X, hasta las modernas cabinas de hidromasaje de la actualidad.
La identidad finlandesa se erigió alrededor de la sauna que rápidamente se expandió por todo el país, todo ello a pesar de que la costumbre del baño todavía no estaba arraigada en el resto de Europa por ser algo que no estaba bien visto, mientras que en Finlandia floreció, convirtiéndose en parte de su espiritualidad y su cultura.
La principal razón de la rápida popularidad de la sauna se debe a su extrema versatilidad ya que alrededor de sus espacios la comunidad se reunía para celebrar bodas, nacimientos y aquellos momentos espirituales propios de la cultura nórdica, años antes de la llegada del cristianismo, que luego adoptó con igual intensidad y ayudó a convertir a toda una nación.
Purificación: orígenes de la sauna
La palabra sauna proviene del término saun, que en el finlandés antiguo significa “agujero” debido a que en sus orígenes la sauna primitiva era una cavidad en un enorme montículo de tierra que se cubría con piedras para calentarse.
Con el paso del tiempo, poco a poco derivó a un edificio de troncos con una chimenea interior, un diseño básico comparado con las actuales cabinas de hidromasaje.
Debido a sus particularidades geográficas en donde el intenso frío dura casi todo el año, la sauna se convirtió en el sitio más higiénico en las granjas finlandesas debido a que el vapor y el intenso calor mataba todo tipo de gérmenes y microbios, mantenía a los granjeros calientes y limpios y les proporcionaba un reparador descanso.
No llevó mucho tiempo a los granjeros finlandeses entender que sus características eran ideales, no solo como sitio para asearse y reconstituirse del trabajo diario, sino también para atender a los heridos, preparar a las parturientas y preparar a los fallecidos para ser enterrados.
Una de las primeras costumbres que rápidamente arraigó entre los finlandeses era la primera sauna a los bebés a la décima semana del nacimiento, debido a que el calor y el vapor “encendía” el precoz sistema inmunológico.
Esta tradición aún hoy se celebra en ciertas regiones de la Finlandia moderna como parte de su folclore rural.
La purificación que ofrecía el vapor y el calor de la sauna también se popularizó como efectivo método para secar los granos de trigo y cebada, la fibra de lino para elaborar los ropajes, para ahumar el pescado, la carne y para calentar la cebada en el proceso de elaborar la cerveza.
También resultó útil para lavar la ropa y mantenerla limpia, y en tiempos de guerra, las tropas acostumbraban entrar para despiojarse.
El vapor medicinal y espiritual durante la Finlandia medieval
Durante el medioevo la sauna adquirió importancia médica debido a su ambiente antiséptico que las curanderas aprovechaban para hacer extracciones sanguíneas mediante unos cuernos pequeños denominados kuppaus, que al calentarse, se aplicaban en ciertos lugares del cuerpo y luego succionaban la sangre.
Dependiendo del color de la sangre extraída procedían a aplicar un tratamiento.
De igual manera, las curanderas aplicaban masajes que ayudaban a la circulación junto con hierbas medicinales y esencias que se mezclaban en agua y se rociaba sobre piedras calientes para producir un intenso vapor que destapaba los conductos pulmonares y aliviaban muchos males como la fiebre, epilepsia, tos e inclusive trastornos mentales.
Después de que el cristianismo convirtiera a todo el país, se regularon los sábados como un día de asistencia obligatoria para practicar la sauna y así todos los feligreses podían aparecer en las iglesias limpios y aseados.
De ahí viene la costumbre de llamar al sábado “el día del lavado”, lo que rápidamente contribuyó a mantener la higiene entre la población, algo poco habitual en la Europa medieval.
Algo de lo que se nutrió mucho la incipiente iglesia cristiana finlandesa fue sincronizar las costumbres de la sauna con los ciclos estacionales.
Por ejemplo, era tradicional llevar a cabo saunas durante la noche de San Juan o en Navidad, es decir, durante los solsticios de verano e invierno, respectivamente. También se acostumbraron las saunas rituales, como la de la novia antes de ir al altar.
La iglesia del vapor y su riqueza folclórica
La sauna no solo era un lugar para la higiene y la medicina, también se convirtió en un espacio de encuentro colectivo en donde los lugareños se reunían para disfrutar de los baños de vapor con la misma devoción con que asistían a la iglesia.
De hecho, en la sauna no estaba permitido charlar, era un lugar para recogerse y meditar.
La aproximación a la naturaleza salvaje finlandesa, la penumbra natural al existir únicamente velas o antorchas como método de iluminación, la profunda religiosidad de la época medieval, le conferían a la sauna un espacio sagrado dentro de la comunidad finlandesa, en donde las pilas de piedra se convertían en un pequeño altar y el vapor resultante en algo espiritual.
Es por eso que la antigua palabra finlandesa Löyly que se traduce como “vapor”, en la antigüedad significaba “espíritu”.
La religiosidad y la actitud sacramental de la sauna rápidamente crearon todo un folclore alrededor de los baños, el vapor y la meditación.
Personajes como el Saunatontty, un gnomo barbudo que actuaba como espíritu guardián de las buenas costumbres o la Haltia, un hada que habitaba en lo alto de los hogares y que aportaba una energía mágica, pronto se hicieron muy populares.
Tanto los espíritus guardianes propios del campo como los espíritus que surgían de la sauna crearon una rica entidad folclórica que a lo largo de los siglos fue dando forma a toda una mitología nórdica que siguió existiendo incluso después de la llegada del cristianismo.
El vapor nacionalista y patriótico
La sauna finlandesa no solo se popularizó debido a sus características espirituales y comunales, en muchos momentos históricos se convirtió en un protagonista activo durante guerras e invasiones.
Durante el siglo XVIII, la metrópoli sueca invadió Finlandia para colonizarla e intentó en vano restarle popularidad a la sauna debido a que representaba un peligroso ejemplo de unidad nacional.
Durante la revolución industrial y el nacimiento del siglo XX, las fábricas y los complejos industriales construyeron saunas para que sus obreros y trabajadores pudieran rendir más y ayudar a desarrollar la economía finlandesa.
En 1940, durante la invasión bolchevique, las saunas se convirtieron en sitios de reunión clandestina de la resistencia patriótica finlandesa en contra de las tropas de Stalin, desde donde se trazaron estrategias de defensa mediante una efectiva guerra de guerrilla combinada con el ataque del ejército finés, lo que a la postre significó el triunfo de Finlandia y aseguró su independencia.
La masificación internacional de la sauna
A pesar de que las propiedades de la sauna ya eran conocidas durante el siglo XVIII, no fue sino hasta 1936 cuando el resto del mundo vio por primera vez la sauna finlandesa.
Esto sucedió cuando los atletas participantes en los Juegos Olímpicos de Berlín construyeron una sauna en su sede olímpica, cosa que luego repetirían en las olimpiadas de invierno en Squaw Valley en 1960.
Fue entonces cuando muchos atletas y médicos fisioterapeutas alrededor del mundo comenzaron a estudiar las maravillosas propiedades de la sauna finlandesa para relajar los músculos, curar calambres y lesiones, combatir el cansancio, el estrés y la ansiedad y como una forma efectiva de recuperar el sueño reparador.
A partir de entonces comenzaron a surgir saunas en todo el mundo.
Cabinas de hidromasaje: sauna tradicional en el mundo moderno
Luego del furor suscitado por la sauna durante los años sesenta del siglo XX su construcción decayó ligeramente con la novedad del jacuzzi de exterior, pero rápidamente retomaron un boom con la llegada de un híbrido que cambiaría todo para siempre: las cabinas de hidromasaje.
Estas cabinas, construidas con vidrio templado traslúcido, tienen tamaños que se amoldan a un área específica del baño, como por ejemplo una esquina, y ofrecen un sistema de hidromasaje incorporado mediante jets fijos o rotatorios ideales para masajear la espalda y las extremidades y un generador de vapor de agua automatizado.
Algunos de los mejores modelos como por ejemplo la Cabina de Hidromasaje con Sauna AS-003A-2, AS-003B-2 y AS-011 pueden incluir un sistema de cromoterapia, focos cenitales de luz cálida suave, teleducha, asiento ergonómico, aromaterapia, sistema de desinfección de ozono, protector electrónico de fugas e incluso reproductor de sonido, entre muchas ventajas más.