Los orígenes de la sauna de vapor
Uno de los términos más asociados a la relajación, los balnearios, el lujo y la limpieza, es la sauna de vapor. Y es que pese a no ser una actividad nueva, sigue manteniendo niveles de popularidad gracias a que su uso genera diversos beneficios. Muchas personas no saben que tiene orígenes muy antiguos ni tampoco conocen con exactitud su procedencia. Es por ello que en el Blog del Hidromasaje te explicamos de dónde salió el término y mucho más.
Seguramente has observado por la televisión en películas o series a personas en toalla y sudando mucho en baños de vapor a muy altas temperaturas. La típica escena, ¿verdad? Debes saber que estos espacios o recintos que suelen estar revistos de madera o piedra en el interior, se fueron haciendo cada vez más populares por sus beneficios para la salud.
Al estar dentro de una sauna de vapor, la persona recibe calor en forma de vapor, lo que permite la liberación de toxinas y mejora a su vez la circulación de la sangre. Pero te preguntarás, ¿de dónde vienen y por qué se llaman así?
Orígenes del término
Proveniente del finés, la palabra sauna hace referencia a los baños de vapor tradicionales de la cultura finlandesa. El origen del término se le atribuye a este país, y es la palabra en su idioma más expandida en el mundo.
La Real Academia Española (RAE) conceptualiza la sauna como un “baño de vapor, en recinto de madera, a muy alta temperatura, que produce una rápida y abundante sudoración y que se toma con fines higiénicos y terapéuticos”. También se le llama así a los “locales” o sitios donde las personas pueden acudir a tomar las saunas. Es una palabra tanto femenina como masculina.
Tradicional e históricamente, la sauna de vapor ha representado un punto sagrado para esta cultura, un producto fabricado en madera donde a rocas muy calientes se les agrega agua para provocar diversos choques de calor, pero que con los años fue evolucionando.
En los países nórdicos europeos, la sauna es muy popular y forma parte importante de los hogares de estas naciones, típicamente ubicadas en los patios de las casas, pero también en otro tipo de exteriores como junto a los lagos.
Otros tipos de baños de vapor
Sin gran relación en cuanto a funcionamiento con el jacuzzi, la sauna tiene dos formas o tipos que se diferencian debido a los niveles de humedad. Mientras que la sauna finlandesa es seca, con temperaturas que llegan desde los 70º C a los 100º C y la humedad es de como mucho un 15%, existe otro tipo de sauna de vapor que también es muy popular: el baño turco o hammam.
Los baños turcos también tienen un uso que data desde tiempos pasados, y están enfocados en la limpieza y relajación del cuerpo. Se diferencia de la sauna tradicional principalmente en que tiene niveles de humedad mucho más elevados, y el proceso del baño cuenta con más etapas, haciéndose hincapié en el descanso y reposo del cuerpo, dejando como último paso del proceso un baño de agua fría para evitar choques térmicos.
Otra de las diferencias principales es que las cabinas o espacios usados en la sauna finlandesa son de madera con rocas calientes que provocan el calor al impactar con el agua, mientras que en el baño turco las instalaciones pueden ser de piedra y se genera el calor al calentarse agua y esparcirse el vapor por todo el espacio.
En un baño de vapor al estilo turco, la temperatura no es tan alta sino que oscila entre los 25-50 grados, pero la humedad es muy elevada, hasta 90%, por lo cual el vapor juega un papel mucho más fundamental. A diferencia que en la sauna seca, en éste la sudoración no es tan excesiva.
El vapor generado en el hammam produce la dilatación de poros, lo que ayuda a la liberación de toxinas y permite también generar mayor suavidad en la piel. El calor también mejora la circulación y ayuda como expectorante de las vías respiratorias.
Un poco de historia
En cuanto a la sauna de vapor o baño turco, ésta también data de épocas pasadas y viene a ser una evolución del baño o termas que realizaban los romanos, que consistían en una práctica higiénica, de relajación, pero también social en medio de la humedad y el calor generados por el vapor.
El hammam se expandió por el Medio Oriente como fórmula social, pues allí se concentraban distintas personas para frecuentar reuniones entre ellas, destacando su uso en las ciudades y pueblos de esas regiones.
La popularidad de estas saunas de vapor se fue expandiendo con el tiempo gracias a viajeros que veían en esta práctica una fuente de beneficios para la salud. A mediados del siglo XIX, el baño turco empezó a ser adoptado por otras regiones pertenecientes a Europa Occidental, no siendo ya una práctica exclusiva del medio Oriente y la Europa Oriental.
Sin embargo, actualmente, estos baños de vapor también muestran signos de evolución, pues existen tipos de cabinas prefabricadas que pueden ser adquiridas por a precios muy competitivos y que requieren un espacio pequeño para su uso y disfrute, así como instalaciones sencillas.
Existen diversidad de modelos fabricados con distintos materiales y que además poseen una variedad de tamaños que permiten a los usuarios poder compartir una sauna de vapor con otras personas.
Algunos de estos hammam tienen capacidad para dos o incluso hasta diez personas, pudiendo ser instalados en interiores y no solo en áreas externas.
Asimismo, una de las características de estas cabinas es que al momento de adquirirlas debe tenerse en cuenta la potencia que ofrecen, pues de esto dependerá el grado de calor de cada baño.
Los precios varían desde los 2.500 euros hasta los 7.000 euros, siempre dependiendo de las dimensiones de la sauna de vapor, la potencia, la capacidad de personas y el lujo y confort que ofrezcan.
Sin lugar a dudas, las saunas de vapor pueden ayudar a mejorar la calidad de vida, trayendo beneficios para la salud, ofreciendo un enorme confort y sensación de bienestar y a la vez siendo accesibles para un gran público.
Ya sabes qué es una sauna de vapor. ¿Te atreverías a probarla?