Saunas secas, calor sin agua
Al pensar en una sauna, automáticamente comenzamos a sentir el vapor que produce usualmente ese calor húmedo. Pero en una sauna seca no hay agua de por medio ¿Imposible? El calor es producto de una temperatura de 60 a 90 grados aproximadamente, producido por ondas infrarrojas, gas y/o electricidad.
Las saunas secas se han mantenido y han evolucionado para aumentar así los grandes beneficios que aporta a la salud física y mental. Nada más por someter al cuerpo a altas temperaturas, éste tratará de enfriarse produciendo sudor que abre los poros y promueve la elasticidad muscular; así es como el sistema cardiovascular se ve obligado a trabajar más rápido aumentando la frecuencia cardíaca un 30% más de su nivel normal. Quienes tienen venas pequeñas son los mayores beneficiados pues la dilatación por el calor seco promueve el flujo de sangre, aliviando dolores musculares y fatiga ocasionados por la mala circulación de sangre oxigenada.
La situación es similar a nivel metabólico puesto que el proceso de enfriamiento corporal aumenta la quema de grasa para energizar el cuerpo. Además es conocida la propiedad desintoxicante por medio del sudor, las mejorías experimentadas a nivel de flexibilidad y sus características sedantes al reducir la adrenalina y elevar la calma.
En resumen, una sauna seca (muy diferente de la sauna húmeda hammam) es una cámara revestida en madera -sin tratamientos, para que el habitáculo interior pueda absorber con facilidad la humedad liberada en exceso- sometida a altísimas temperaturas con apenas un 20% de humedad. Se caracteriza por limpiar eficientemente el organismo sin agua ni jabón, pues produce abundante sudoración y la dilatación de poros es tal que disminuye casi por completo el sebo o grasa acumulada, las toxinas que se alojan en las capas de la piel y las bacterias.
Así, la capa externa de la piel o epidermis se renueva, haciendo que la veamos suave y tersa. Este sudor liberado suele aparecer rápido y ser intenso. Es por eso que al salir de la sauna seca lo inmediato es alternar temperaturas para nivelar el organismo, enfriarlo y cortar la sudoración para evitar deshidratación y bajones de presión más allá del punto ideal de relajación muscular.
Para tomar un “baño” de calor sin agua, es importante despojarse no solo de la ropa, sino de los malos pensamientos, las negatividades, estar tranquilos y olvidarse un rato de todo lo que pueda estar agobiándonos. Y haciendo honor a eso que madres y abuelas solían decir, lo mejor es no entrar a la sauna seca después de comer sino hacerlo al menos dos horas después de haber hecho la digestión.
Una buena ducha de agua tibia y jabón siempre es recomendable antes de pasar a la sauna seca. Los poros se dilatarán y cualquier resto de suciedad, polvo, cremas o maquillaje que tengamos en la piel puede penetrar más de lo deseado, causando obstrucciones. Lo mejor es tener la piel absolutamente limpia y seca pues estando mojado es más fácil que se retenga el sudor y cause irritaciones.
Lo primero que veremos al entrar en uno de estos cuartos de calor es que hay bancos a distintas alturas. Esto se debe a que el calor se concentra según las zonas de presión, de tal forma que el puesto que se elija dentro de la sauna seca será de vital importancia. Si es la primera vez que la usas, no te aconsejamos usar las bancadas inferiores ya que están sujetas a más temperatura que las superiores, y considerando que la media es de unos 15 a 25 minutos de permanencia dentro del interior de la habitación, podría llevarte a una deshidratación (y sus consecuencias como la disminución del ritmo cardíaco). Y es este un punto importante a considerar: si sentimos dificultad para respirar, desfallecimiento o abatimiento, se debe dejar la sauna seca de inmediato.
“En la sauna como en la iglesia se requiere recogimiento”. Como si se tratara de una sesión de meditación junto al calor de un volcán, lo más recomendable es relajarse y disfrutar. Acostarse para que todo el cuerpo reciba la misma temperatura y en igual intensidad, estarse tranquilo, relajado, inmóvil, sin hacer ejercicios ni actividades físicas dentro de la sauna seca; incluso es recomendable no hablar sino usar la boca para respirar en lugar de la nariz.
Popularmente se cree que la principal función de una sauna seca es contribuir a la pérdida de peso. Falso. Alejado por completo de la realidad. Sudar sólo es perder agua, y no grasa. Se recupera velozmente y no es permanente. Lo que sí son permanente son los beneficios que se obtienen con la práctica periódica de estos tratamientos de relajación y distención.
Si la meta es perder peso, lo mejor siempre serán las rutinas de ejercicio, las dietas guiadas por un especialista y claro, unos bañitos de vapor en la sauna seca para complementar, pero no como único método para bajar kilos y tallas.
¡Pero cuidado! Las personas con tensión arterial baja, embarazadas, personas con problemas circulatorios e incluso desórdenes hormonales, hipertiroidismo, glaucoma, trombosis, gota o tumores, es preferible que se queden fuera de la sauna seca pues pudiera tener efectos negativos para la salud. Claro que en algunos casos, como los pacientes post infartos, pueden recibir buenos ratos en la sauna seca bajo supervisión médica y como parte de la terapia para las arterias coronarias y sus características deficiencias asintomáticas.
También están quienes por mero gusto se someten a los calores intensos de una sauna seca. Como anécdota final, existe una competencia de resistencia desde el año 1999 llamada “Campeonato Mundial de Sauna” que consiste en someter a los contrincantes a aguantar sin desfallecer y durante el mayor tiempo posible dentro de una sana (¡permanecen en medio de la habitación a temperaturas de más de 80 grados centígrados durante mucho tiempo!). Finlandia fue el escenario más reciente de esta competencia que sin duda pareciera tener su centro de entrenamiento en las saunas secas alrededor del mundo.
¿Qué tal convertirse en campeón el próximo año?